La princesa Ana y su poder
Ana era poseedora de una gran belleza, ojos color café, una silueta envidiable y cabellos negros largos hasta la cintura. Vestía elegantemente y era siempre escoltada por sus sirvientes. En su mano derecha llevaba siempre consigo un tridente con una bola verde de cristal como símbolo de todo su poderío. Esto no había sido siempre así, antes era tan sólo Anita una niña amable y solidaria, pero desde su nominación a princesa todo había cambiado.
Mucha gente la servía y nadie nunca se atrevía a contradecirla tuviera razón o no. Hasta que un día, un niño le dijo:
-“¿Cómo puede ser que no escuche a nadie y solo se interese por usted misma?
Todos enmudecieron, y la princesa contestó reflexivamente:
-“Es cierto lo que tú dices, hay que saber manejar muy bien el poder pues cambia a muchas personas, y conmigo no hubo excepción”.