El perro sin botas
En aquel país llamado perrolandia, existía un sector donde todos eran muy refinados y con bastante dinero, se llamaba el Rincón de los Ricos, todos los perros allí tenían finos modales, usaban sombreros de copete, largos trajes de lana y botas de terciopelo.
Todos se estaban preparando para asistir al primer concurso de El Perro más inteligente de la historia. Los más intelectuales pasaban sus días en las bibliotecas devorando y leyendo todos los libros que conseguían, de historia y matemáticas, que eran las materias principales que iban a evaluar ¿Qué por qué se esforzaban tanto en estudiar? porque conseguir aquel premio, era como tener un título honorable.
En la casa de los Coke, un apellido reconocido en todo el sector, iban a participar Rosty y Cuchi, dos perritos hermanos bastante inteligentes y refinados. Mamá Coke los estaba levantando últimamente muy temprano para que empezaran a estudiar, se acercaba hasta su cuarto y decía:
- Rosty, Cuchi a pararse que tienen que ganar el gran premio.
Dentro del cuarto se escuchaban los lamentos de aquellos hermanos, que entre ellos se decían:
- Guau, Rosty que fastidio para que pararse tan temprano.
Rosty entre dormido le respondía a su hermano:
- Guau, no lo entiendo, ¿qué más podemos ganar nosotros?, si tenemos de todo, una buena casa, el mejor alimento de perros y una buena cuenta en el perro-banco.
Sin embargo todas las mañanas se paraban a estudiar, ya solamente faltaban dos días para la competencia; aunque aquella mañana pasó algo inusual, sonó el timbre de la casa y todos los miembros de la familia Coke salieron ladrando a la puerta para poder ver quién era. Al abrirla allí estaba el primo Tom, un perro muy querido y gracioso que vivía a tan solo dos pueblos de el Rincón de los Ricos.
Tom era muy querido en la casa de los Coke, con extrañeza vieron que cargaba una pequeña maleta, a lo que papá Coke le dijo:
- Guau ¿Te quedarás unos días sobrino Tom?
El primo Tom se acomodó en la silla y les dijo:
- Guau, si, vine a participar en el concurso de El Perro más inteligente de la historia.
Entenderás que todos se pusieron a reír, mientras Rosty en voz baja le dijo a Cuchi:
- Guau, viste que no tiene ni botas de terciopelo, todos se darán cuenta que no es de nuestra clase.
Rosty apretó los dientes y le dijo:
- Guau, pero no importa, igual nosotros queremos mucho al primo Tom. Que participe y ojalá que no se desilusione cuando pierda.
Aquella noche cenaron felices, entre risas y chistes del primo Tom. A la mañana siguiente cuando los levantó Mama Coke para ponerlos a estudiar, el primo Tom se quedó en la cama, descansando. Esto fue una señal de críticas para todos en la familia, ¿Cómo era posible que viniera de tan lejos, con tanto esfuerzo y no se levantara a estudiar?
Pues les cuento que el primo Tom no tomó un cuaderno, ni un libro en todo el día. Cuando cayó la noche todos se acostaron, emocionados porque al día siguiente era la gran competencia.
La alarma del perro-reloj sonó muy tempranito y todos se dispusieron a ir al Gran Salón de El Rincón de Los Ricos, increíblemente en las pruebas de historia solamente aprobaron diez perros ¿Sabes quienes estaban entre ellos? Cuchi, Rosty y Tom; pero venía la prueba más difícil de todas, matemáticas. Solamente tres preguntas, tenían apenas unos segundos para responder, no podían usar papel, ni lápiz, todo era de memoria.
La primera pregunta fue fácil, ¿cuánto es nueve por nueve?, los diez finalistas contestaron correctamente 81; la segunda ¿cuánto es 200 entre 8?, todos contestaron al unísono 25. Entonces llegó la tercera pregunta, se paró el Director del concurso y dijo, con una voz muy profunda: Guau, ¿Cuánto es 85 x 123?
El salón quedó en silencio, todas las miradas se fijaron en aquellos diez participantes, los cuales sudaban y ponían sus miradas lejanas mientras intentaban pensar y calcular. De repente Tom abrió su pequeña boca y dijo:
- 10.455
Todos voltearon a ver al director, el cual expresó:
- Correcto
Todos celebraron, sobre todo Cuchi y Rosty al ver que su primo, pobre y sin usar botas de terciopelo, se había coronado como el Perro más inteligente de la historia.
Ya rumbo a casa, la familia Coke iba celebrando y planificando la rica cena que iban a hacer aquel día en honor a Tom; en determinado momento Papá Coke se paró en la calle y viendo a Tom fijamente a los ojos le preguntó:
- Sobrino Tom, ganaste y ni siquiera te vimos estudiando ¿Acaso hiciste trampa?
Tom movió sus labios en señal de malestar y le dijo:
- Para nada tío, lo que pasa es que yo no espero el último momento para estudiar. Realmente lo hago todos los días.
Y colorín colorado, la historia del perro ha terminado, no sin antes explicarte la moraleja de esta historia: No podemos dejar todo para última hora, a la hora de estudiar debemos ser perseverantes y constantes. Por otro lado no importa si tienes o no tienes botas aterciopeladas para poder estar entre los mejores, lo que importa es lo que te dediques; por cierto, ¿te diste cuenta que Tom vino caminando desde dos pueblos para perseguir su sueño? Todo sueño en la vida tiene su sacrificio.