El príncipe y el espejo
Existía en un reino un joven príncipe llamado Eric que se caracterizaba por ser muy inseguro de sí mismo, pensaba que era imposible que la gente lo tomara en serio porque dentro de su propia familia jamás escuchaban sus opiniones e ideas.
Era el menor de dos hermanos y por esa razón era muy difícil que llegara a ser coronado Rey, todos en el palacio estaban dedicados a la preparación y presentación de Raúl su hermano mayor en los reinos cercanos, sabían que en algún tiempo el mayor sería el que dirigiría los destinos de todos.
La vida del príncipe transcurría tranquila y aburridamente entre los muros del palacio, sus maestros todos los días acudían a darle instrucción y para sorpresa de ellos, Eric siempre se destacó por su gran inteligencia, aunque notaban que en los momentos en los que debía tomar alguna decisión, se descalificaba a sí mismo diciendo que seguramente estaba equivocado.
El maestro de ciencias se dio cuenta de que Eric tenía especial facilidad para el estudio de la medicina y por esto se dedicó a que el príncipe se convirtiera en un especialista en estas artes. Eric avanzaba mucho en su aprendizaje pero sentía temor del momento en el que le tocase curar a algún enfermo, pues pensaba que sería incapaz de sanar a nadie.
Una tarde mientras Eric estaba como de costumbre estudiando sus gruesos libros de medicina, los gritos desesperados de sus padres lo sacaron de su concentración, el príncipe corrió hacia ellos y vio como traían desmayado a su hermano mayor, al parecer se había caído del caballo y había perdido el conocimiento.
El Rey mandó a traer a los mejores médicos de la comarca pero ninguno de ellos logró que el príncipe Raúl reaccionara, pasaban los días y el desespero se estaba apoderando de todos en el palacio, fue entonces cuando el maestro de ciencias le sugirió al Rey que permitiera que Eric intentara curar a Raúl, el Rey se río en la cara del maestro y le dijo que si los mejores doctores no habían podido sanar a su hijo, Eric mucho menos. Fue en ese momento que la Reina desesperada pidió que permitiera que Eric lo intentara.
Rápidamente el maestro buscó al príncipe y le pidió que sanara a su hermano, pero Eric se paralizó y dijo que él no podría, en ese momento el maestro señalando a un espejo le dijo: – Eric, la vida de tu hermano está en tus manos y como ese espejo refleja lo que se asoma en su cristal, deja que en tu cuerpo se asomen el valor, el conocimiento y la decisión que curarán a Raúl.
Fueron palabras mágicas, el príncipe buscó su maletín de medicinas y se dirigió a las habitaciones de su hermano, allí estaban sus padres quienes se quedaron asombrados cuando en forma decidida Eric se acercó a Raúl, revisó su cuerpo y a continuación mezcló tres medicinas que tenía en su maletín y se las dio en la boca, además colocó una planta alrededor de su cabeza y le realizó un vendaje.
En pocas horas la fiebre de Raúl desapareció y al día siguiente abrió los ojos y le agradeció a su hermano el haberlo salvado. Volvió la felicidad al palacio y desde ese día Eric fue nombrado Médico Real por su padre quien le pidió perdón por no haber confiado en él.
Moraleja: “No menosprecies a nadie, todos tenemos alguna virtud que nos hace destacar”