La creación de la lluvia
Cuenta la leyenda que hace muchos años, cuando sobre la Tierra aún no circulaban carruajes, carretas ni mucho menos automóviles o trenes, para poder trasladarse de un lugar a otro existían dos formas, o caminando poco a poco o empleando caballos o burros para el traslado.
Fue por esos días que un grupo de personas de la tribu Egipsis salieron desde un lugar en la zona más Norte de África, algunos a pie y los más débiles y las mujeres montados en animales, caminando poco a poco hacia el Sur con el propósito de encontrar un lugar donde poder vivir, ya que en su antiguo poblado se habían acabado todas las plantas que podían alimentarlos, en esa época aún no se había creado la lluvia y solamente encontraban agua cuando escarbando en el suelo salía mezclada con la árida tierra.
Una calurosa noche, ya la tribu estaba a punto de perder las esperanzas de llegar a una zona con alimentos, cuando Lluvín, la pequeña hija del jefe de la tribu, mirando al cielo observó como se iba oscureciendo aún más, hasta un punto en que la luna dejó de iluminar, entonces extendiendo sus bracitos, pensó en que rico sería que el mismísimo cielo en ese instante les enviara el alimento y el agua que necesitaban para sobrevivir.
Cerró con mucha fuerza sus lindos ojitos, en ese instante empezó a sentir que una brisa fría rodeaba su rostro y al cabo de unos minutos comenzó a caer agua del cielo. ¡No lo podía creer! el cielo escuchó su llamada y les envió gran cantidad de agua, alegres todos los miembros de la tribu disfrutaron lo refrescante del agua en sus cuerpos y calmaron su sed, también los animales que los trasladaban pudieron tomar toda la que quisieron.
A la mañana siguiente, observaron asombrados como todo a su alrededor estaba lleno de plantas y que muy cerca de ellos corría veloz un gran canal repleto de agua, al que nombraron Río Nilo y al agua que cayó del cielo la llamaron Lluvia en honor a la pequeña cuyo ruego fue escuchado por los Dioses, desde ese día en adelante los Egipsis poblaron los márgenes del Nilo, comenzaron a sembrar y recolectar su alimento y siempre disfrutaron de la bendición de los Dioses en forma de Lluvia.
Moraleja: “No pierdas nunca las esperanzas, tu fuerza interior es tu mayor poder”