La Playa de Fede
Cuando Federico va a casa de su abuela siempre lo pasa muy bien, la abuelita Mimí tiene una casa grande, con un pequeño jardín soleado justo en la entrada y al final del patio una puerta grande que queda frente al mar. Fede como lo llaman en casa, juega, corre y se lanza al mar sobre su pequeña tabla en un chapuzón que disfruta al máximo. Además Fede cuenta con muchos amiguitos que viven en las casas cercanas.
El fin de semana pasado Fede y sus padres fueron a visitar a su abuela, apenas entró por la puerta corrió a darle un abrazo y un beso a la dulce Mimí, ella que ya sabía que vendría, le había preparado un delicioso pastel de chocolate que acompañó de un vaso de refrescante leche fría. Luego de disfrutar de tan exquisita merienda se dirigió a la playa para recoger unas piedras, pues necesitaba hacer un trabajo de ciencias para la escuela.
Al abrir el portón que le daba acceso al mar, observó que la orilla de la playa estaba repleta de desechos. Tan desolador panorama le produjo mucha tristeza, la playa de Fede (como la habían bautizado sus amigos) que tiempo atrás estaba llena de cangrejos, aves, lagartos y otros animales marinos, ahora parecía un basurero, donde las únicas que volaban eran las múltiples moscas que se alimentaban de los desechos.
Para que la playa de Fede volviera a ser el ambiente hermoso donde convivían armónicamente los animales y él jugaba con sus queridos amigos, era necesario poner manos a la obra, decidió buscar la ayuda de sus amigos para lograr su propósito. Los agrupó y elaboraron un plan para limpiar la zona:
Las instrucciones de Fede fueron:
– Margarita pídele unas bolsas a tu mamá para recolectar los desechos
– Samuel trae el rastrillo que tu papá usa para limpiar el jardín, con él barreremos la orilla de la playa y será más fácil recoger los desperdicios más pequeños
– Jesús y Melanie busquen cartones, lápices y madera para hacer unos carteles que colocaremos en la playa, así la gente sabrá que debe mantener limpio el ambiente
Dicho y hecho, pusieron manos a la obra y en un abrir y cerrar de ojos la playa recobró su belleza, entonces comenzaron a salir poco a poco los cangrejos de sus cuevas, los lagartos asomaron entre las rocas y las gaviotas hicieron suya la playa. Al terminar Fede y sus amigos corrieron felices a darse un rico chapuzón en el mar.
Moraleja: “Un ambiente limpio siempre será beneficioso para todos”