Un pequeño conejo fuera de su madriguera
Un conejo joven vivía con sus padres, sus hermanos y hermanas en la madriguera de la familia. Le gustaba correr descuidadamente en el campo, pero la familia de su entorno buscó sistemáticamente la forma de para disuadirlo.
– Es peligroso, correr sin estar atento a lo que te rodea.
Podría venir un zorro o un cazador te podría matar con su escopeta.
Con su hermosa despreocupación infantil estaba aburrido y prefería tener diversión, la certeza de que nada malo le sucedería. Tan pronto como pudo, se escapó de la vigilancia de los adultos. En un instante se había ido.
– Al igual que estas flores rojas son muchas y preciosas!
Se acercó para admirarlas. A continuación, una mariposa se posó en uno de ellas, continúo hasta el borde de la selva.
Se encontró con un pájaro.
– Es probable que sea un cuco!
El pequeño y curioso con alegría en el bosque hacia el canto de las aves. Estuvo un buen tiempo, así, hasta que el ave estuvo en silencio. Esperó, estiró sus largas orejas, pero no oyó nada más que el viento en las hojas. Sin que se diera cuenta, el cielo estaba vestido con su traje de noche con un poco de lluvia, de una luz anaranjada hermosa.
– Es tarde, tengo que ir a casa.
Por temor a reprimendas, volvió rápidamente a donde creía que venía Después de un largo tiempo a través de arbustos y claros, se detuvo en seco para mirar a su alrededor. No reconoció el lugar.
– Puede que haya llegado a partir de allí…
Se desvió tantas veces en las que parecía bueno el camino, hasta que el día desaparece por completo. La maleza en la noche, es menos divertido. En medio del silencio sombrío, llena de ruidos por todas partes, formas inquietantes. No hay lugar para ir, sin atreverse a parar, nunca dejó de correr. Cansado, se detuvo para acurrucarse en un rincón al pie de un árbol. Sopló un poco, empezó a dormitar ante un chisporroteo. Se escapó y siguió corriendo hasta que la fatiga se pone al día de nuevo. Alcanzado el límite de sus fuerzas, se encogió bajo un arbusto y se quedó dormido.
Horas después, una luz victoriosa la sacó de su sueño. Era una mañana preciosa, tan dulce que deslumbrante, celebrada por el concierto de las aves.
Pero reconoció…sin saberlo, una pista en el borde del bosque que le llevo a la madriguera, Aliviado después de tantos miedos, encontró a su familia. Sus padres y amigos estaban agotados por una noche de la ansiedad y la incertidumbre creada. Desesperados, que creían perdido para siempre. Su felicidad al encontrarse todos juntos fue inmensa y reconoció fue un error no haber seguido las recomendaciones de los mayores.