Pequeños grandes desafios
Nahuel vio en un documental como unos monos pequeños se trepaban a los arboles y saltaban de uno al otro, así que decidió que por la tarde iría al parque con su amigo Rodrigo a divertirse haciendo lo mismo.
Al principio, se miraron complices pensando que sería realmente fácil, pero luego, les costaba mucho trepar, se aferraban con todas sus fuerzas a las cortezas de los arboles, pero al rato las manos ardían.
También se decepcionaban mucho cuando habíendo logrado una cierta altura, sufrían algún resbalón que hacía que tuvieran que volvier a empezar. Eso sí, una vez que lograron llegar alto, no querían bajar, rieron, admiraron la vista tan agradable, y hasta incluso encontraron la casita de un pajaro.
Lo importante es que nunca desistieron a pesar de los tropiezos, ni de las ganas de descansar, ni a pesar de muchas personas que les decían que no iban a lograrlo.