Rufi el Gato-Perro
En el patio de la casa de Juan se la pasaba Rufi, con su pelaje blanco y gris era un gato con suerte pues siendo muy pequeño Juan lo salvó de ser atropellado por las ruedas de un camión, cuando lo alzó entre sus manos sus ojos azules lo hechizaron e inmediatamente se lo llevó a casa.
Al principio los padres de Juan no estaban de acuerdo, pero poco a poco el pequeño Rufi se los metió en un bolsillo con sus grandes ojos azules, esos mismos que con el pasar del tiempo se fueron tornando verdes. Rufi se comportaba más como perro que como gato, no le gustaban la carne ni el pescado crudos, nunca cazó algún ratón, ni podía dormir a la intemperie.
Cada mañana se acercaba al cuarto de Juan y le lamía las manos hasta que el niño se despertaba, además lo seguía por la casa y siempre estaba junto a él, está demás decir que Juan quería mucho al hermoso Rufi. Con el tiempo llegaron a la casa otros amiguitos de cuatro patas, la inquieta Caty, una gran perra color canela que fue abandonada a su suerte en la calle y Betún un joven gato negro, los dos fueron bien aceptados por Rufi quien siempre supo mantener su lugar como la primera mascota de la casa.
Pasó el tiempo y ya con unos 10 años, el viejo Rufi dormía cada vez más y no quería ser molestado, se había convertido en un gato perezoso. Una tarde de invierno por la parte trasera de la casa se metió un gato blanco callejero y muy agresivo, quien poco a poco había acabado con los gatos del vecindario, se dirigió directo a la cesta donde dormía tranquilamente Rufi y lo atacó por sorpresa.
Rufi solo pudo maullar fuertemente pues su atacante era muy ágil, pero ese maullido bastó para que Caty y Betún llegaran junto a él y acorralaran al gato blanco, quien al verse derrotado pudo escapar porque los amigos de Rufi decidieron soltarlo sin mayor maltrato. Caty y Betún se acercaron a Rufi y lamieron sus heridas tranquilizándolo. Desde ese día en el patio dormían juntos, por una parte Betún y Rufi en la cesta y al lado de ellos la bella Caty.
Moraleja: “Sabemos quiénes son nuestros verdaderos amigos cuando atravesamos por los problemas de la vida”